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FRUTALES RIZOMÁTICOS2021
por LÚ
Queridas Kayla y Adri,
Desde pequeñas planeamos la huida de los límites geográficos, pensando que estos iban más allá, nosotras y otras. Cuando la realidad se hizo patente y al fin pudimos cambiar de país sin tocar el agua todo se volvió más confuso. El vivir en la ciudad, en una ciudad grande no con la que crecí a 30km, se volvió en un objetivo. Poco sabemos que estos son peligrosos una vez logrados y que los idilios son mejores si no se llevan a cabo. Aún no llegue ahí, quizás es por lo que aún me mantengo a la espera sin decidirme.
No nací en la isla, pero siempre me identifico siendo de ella si alguien pregunta. Argentinas de Alaró, decía el tío de mi padre y nunca encontré mejor especificidad o clasificación, aunque no sea partidaria de ellas. Para los habitantes de la isla soy Argentina y en Argentina soy Mallorquina. Las identidades se vuelven más contundentes, más densas al alejarse más del punto de partida; todo lo que rememora produce mayor placer y gestos invisibles se vuelven reconfortantes. Hace unos años me traslade intermitentemente a Rotterdam, muchas veces también miento sobre mi origen, para no explicar mi doble deslocalización. Explicar que nací en Argentina pero que realmente vengo de Mallorca se vuelve en un gesto privado.
D tiró unas galletas (quely) que habían quedado abandonadas al lado de la ventana, las saque de la basura en un arrebato que me dolió ¿Cómo había podido desechar algo tan valioso, tan escaso aquí? Lo hizo, y también entendí el porqué, porque idealizo banalidades que funcionan como una línea directa con mi isla. No me ofendí mucho, pero seguí pensando en las galletas por días.
Kayla tu creciste entre árboles de mango, yo crecí trepando naranjos que mi familia hasta día de hoy mantiene. Salía del colegio y con mi uniforme de falda a cuadros me colgaba de ellos. Esta práctica nos hacía más ágiles y ligeras para la recolección de las naranjas los viernes, que durante un tiempo vendíamos los sábados en el mercado local. Hace una semana me volví a subir a ellos, y aunque con menos gracia la habilidad para encontrar los frutos maduros seguía allí.
En el paseo diario un domingo nos extendimos hasta las faldas de la montaña que sube al castillo, en el camino observé un fenómeno en el cual no había deparado con anterioridad. Los pinos que se doblan no son talados o desechados, sino que se crea un soporte para que sigan creciendo, apoyados en el trozo de piedra, como una muleta o un contrafuerte. Los árboles crecen fuertes y torcidos, esta particularidad los vuelve más interesantes. Le pregunté a Joan cuando descubrí uno en el jardín de su casa con la misma configuración, y me explicó que este pino había sido tumbado por el viento. Para que pudiera seguir su camino vertical se le proporcionó este soporte. Una piedra.
Al ser extranjera, lo que me rodeaba siempre era de interés, las montañas, la cerámica, las construcciones fluviales, los pozos y los qanat. La arquitectura local y eclesiástica fue la primera atracción que me llevó seguir con mi carrera. Los anales que relataban sucesos de la isla formaban parte de mi bibliografía. No puedo hablar de rincones que pasaron desapercibidos, pues este entorno fue tan estimulante para mí desde mi llegada y en mis numerosas idas y venidas, donde había crecido con anterioridad casi todo era nuevo. En este momento vuelve a mi algo que todas compartimos, la sensación de frescor de los muros gruesos, el alivio del sofocante vapor estival. Adri compartió fotos de Dracs recientemente, entre el sol y la penumbra. Esta misma curiosidad también se despertó por mis orígenes en un intento de entender mi procedencia y clarificar mi identidad, en edades tempranas se vuelve algo vital y a mí esto me faltaba. Entendí que durante mi infancia era todo nuevo, porque lo ancestral había sido erradicado y el pasado solo se ligaba a Europa y no quedaba nada más tras su paso. Empecé a acudir a clases de folklore argentino, aprendí a seguir con mis palmas el ritmo de la chacarera y la zamba, allí me expandí un poco más.
En la fuente de un aeropuerto, diversas líneas de agua intermitentes y que desaparecen rápidamente cruzaban constantemente un mapa del mundo. Diferentes direcciones, intercaladas, pero nunca interconectadas, jamás se encontraban y chocaban. Nos detuvimos un rato a mirar, y este hecho me resultó anómalo pero a la vez sintomático. Muchas veces se permanece demasiado tiempo en la misma línea, sin intersecciones u contacto con otras.
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